Con frecuencia me toca trabajar en salas técnicas, con el horroroso ruido de fondo de los servidores y el aire acondicionado que al cabo de un rato puede llegar a ser insoportable. En esos casos el iPod bordea en lo indispensable para aislarse del ruido externo y concentrarse en el trabajo (con una buena banda sonora de fondo).
En todas las revistas de gadgets hacen hincapié en la necesidad de sustituir los auriculares que vienen de serie con el iPod. Aunque son unos auriculares muy correctos, estoy de acuerdo en que si los sustituimos sacaremos mejor partido al iPod, pero con frecuencia los modelos que nos proponen son peores que los de Apple. La pega, para mí, de los auriculares de Apple es que son de tipo botón, es decir, se sujetan bastante firmemente en el trago de la oreja, pero no aislan completamente del ruido exterior. Además, todos los auriculares de este tipo pecan de lo mismo: una pobre respuesta en bajos, consecuencia del reducido tamaño del propio auricular. Cualquier aficionado a la alta fidelidad sabe que para producir una buena respuesta en graves es necesario una caja acústica GRANDE. Evidentemente, siempre podemos comprar unos auriculares externos (los grandes que recubren toda la oreja), que son los que ofrecen el mejor sonido, pero no son muy portátiles que digamos, y además tienen el inconveniente de una baja sensibilidad, con lo que hemos de subir mucho el volumen y la batería del iPod dura menos.
Para solventar este problema, los fabricantes han inventado los auriculares internos. Este tipo de auricular es de tamaño parecido al de botón, pero se coloca dentro del canal auditivo y además lleva un revestimiento de goma que ajusta perfectamente en el canal y "sella" la entrada, aislándonos casi completamente del ruido exterior, incluso sin poner música. La gracia de este sistema es que, al cerrarse completamente la cavidad auditiva, ésta se integra con el auricular, convirtiéndose en una perfecta caja de resonancia que acentúa las frecuencias graves.
He probado ya unos cuantos, siendo mi último (y costoso) error, unos Shure E210, que teóricamente son los que utilizan los músicos para aislarse tocando en directo. Me costaron más de $200 en NYC y ya nada más probarlos me di cuenta del error que cometí. Aunque son tremendamente eficaces aislándonos del ruido externo, la calidad de sonido es inferior a la de los auriculares de Apple, especialmente en las frecuencias altas, que suenan ásperas y agresivas.
Finalmente, he encontrado unos auriculares de este tipo que me satisfacen plenamente: los Denon AHC452 (69€). Hay un modelo más sencillo, el AHC252, que es casi igual de bueno y cuesta algo más barato. En ambos modelos el aislamiento del exterior es perfecto, las frecuencias altas suenan delicadas y los bajos son espectaculares. Es necesario, sin embargo, jugar con la posición del auricular, introduciéndolo primero a fondo en la cavidad auricular e ir extrayéndolo poco a poco hasta que notemos como el conducto queda sellado y el bajo se hace profundo y extenso. El efecto en ese momento es sorprendente.
Escuchando el tema "Junior's eyes" del Never Say Die! de Black Sabbath, no cabe la menor duda. Esa genial línea de bajo, el contundente trabajo del batería y uno de los mejores solos de Tony Iommi suenan gloriosos... y nos demuestran que también se puede confiar en el 8º disco de Black Sabbath.
Pasando al tema "Mama's got a girlfriend now" del Pleasure and Pain de Ben Harper y Tom Freund tampoco queda duda. La increíble presencia física de esta excepcional grabación acústica se materializa mágicamente dentro de nuestra cabeza.
Las grabaciones en archivo digital sin comprimir o con bitrate de 320 Kbps, por supuesto.
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