domingo, 15 de abril de 2012

Mi Servidor musical

Desde que salieron las populares tarjetas de sonido Soundblaster, hace ya un siglo, hemos estado escuchando música con el ordenador. En ese momento, cualquier audiófilo te hubiera tachado de loco si pretendías utilizar un ordenador personal para una audición seria, pero todo ha evolucionado mucho y cada vez es más corriente utilizar un ordenador como fuente de sonido en equipos de alto nivel. De hecho, existen (o han existido) servidores musicales de fabricantes High End como McIntosh o Linn que no son más que ordenadores personales con el envoltorio de la marca y "tuneados" con componentes de alta calidad, como unidades de disco en RAID, conversores DAC de alta calidad, aislamientos potentes entre las diferentes partes para evitar ruidos, fuentes de alimentación "silenciosas", etc. Concretamente, el equipo que sacó Linn se llamaba Knekt Kivor y costaba $20.000 en 2001.
Linn Kivor
Afortunadamente, todo baja de precio y hoy en día con un ordenador personal nos podemos montar un servidor musical de altísimas prestaciones por una cantidad asequible.
En mi caso, mi equipo reproductor consiste en:
Ordenador Mac Mini (versión de finales de 2009) con Snow Leopard y teclado y ratón inalámbricos de Apple. Va conectado por cable a una red Ethernet a Gigabit para acceso a Internet y al NAS donde guardo los ficheros. 
La parte de conversión Digital Analógica la delego a un DAC de nivel audiófilo, concretamente el Naim DAC.

El Mac Mini empecé conectándolo al Naim por cable de fibra a través de la salida óptica integrada que tienen todos los Mac, pues pensé que una conexión no eléctrica entre el ordenador y el equipo de audio evitaría derivaciones a masa y ruidos, pero con el tiempo adquirí un adaptador USB/SPDIF M2tech y un cable Naim DC1 con terminaciones  BNC tipo bayoneta, que parece ser la mejor manera para atacar el Naim DAC. Lo cierto es que para archivos de resolución CD yo no percibo diferencias entre ambas conexiones, pero con el M2Tech puedo ir más allá de los 16 bits/44,1Khz (resolución estándar de los CD's) que permite la salida óptica del Mac como máximo y reproducir archivos de alta definición 24 bits/96 KHz y 24 bits/192 KHz.
Cable Toslink para Mac

Por supuesto no es necesario irnos a un DAC de este nivel para obtener resultados satisfactorios. Cualquiera que tenga un amplificador o receptor A/V puede usar los descodificadores del aparato con la salida óptica TOSLink del Mac, que además pasará el flujo de bits Dolby Digital y DTS de los DVD's para ser descodificados en el receptor y escucharlos con un sistema 5.1 ó 7.1. Huelga decir que si no notamos diferencias entre la salida analógica estéreo del Mac y la salida del DAC, es que tenemos un cuello de botella en algún punto de la cadena.

Como biblioteca musical, uso iTunes con archivos MP3 mínimo a 192 Kbps (preferible a 256 Kbps ó 320 Kbps) y con archivos  Apple Lossless o AIFF. Sólo he comprado un par de discos en iTunes, y el producto no me convence. Por ese precio, me compro una reedición en CD y lo ripeo en Apple Lossless, y tengo algo físico para palpar y coleccionar, aparte de no tener problemas con DRM's.
Los archivos FLAC los convierto en Apple Lossless o AIFF mediante la aplicación XLD (¡Brutal aplicación que convierte los archivos y al mismo tiempo los importa en iTunes!). Es posible reproducir FLAC en iTunes mediante un plug-in, pero prefiero pasarlo a Apple Lossless para poder sincronizarlo también con mi iPod Classic, que no puede reproducir FLAC (las "estrategias" de Apple). 
Estoy empezando a ripear en AIFF (es como WAV pero permite etiquetar las pistas, por lo que ocupa más espacio que WAV) las grabaciones buenas. He notado  que para grabaciones típicas de pop/rock que ya de por sí salen del estudio muy comprimidas no hay gran diferencia si ripeas en MP3 a 320 Kbps (la tiranía de la grabación original que no se podrá mejorar de ningún modo a posteriori), pero para grabaciones buenas de Jazz y clásica hay que irse a un formato no comprimido como AIFF o comprimido sin pérdidas como Apple Lossless. La diferencia es sustancial, sobre todo si el resto del equipo acompaña.

Tengo algunos archivos FLAC en alta definición bajados de HDTracks y, si la grabación vale la pena, son alucinantes, pero me parece un producto algo caro para no tener algo físico en las manos. Para eso me compro un SACD o un Bluray. Además, están los mismos discos de siempre que ya tengo en otros formatos.  La eterna historia de vendernos lo mismo una y otra vez...

Como almacenamiento, todos los archivos los tengo alojados en un NAS QNAP TS-859 Pro+ con 4 discos de 1 TB en Raid 5 (tolerancia a fallos de disco) extensible en caliente. El NAS tiene interface ethernet a Gigabit y está ubicado en un cuartito al lado de la sala dedicada, porque es algo ruidoso. Imprescindible el tema del RAID. Una vez se me cascó un disco y no perdí ni un dato. Me invadieron sudores fríos mientras se regeneraba el RAID, tardó una eternidad, pero al final todo perfecto otra vez.

Sólo en Spotify Premium
También hago un uso intensivo de Spotify Premium (versión de pago sin publicidad), con la opción de "Streaming en alta calidad" (bitrate de 320 Kbps) y las listas sin conexión para evitar saltos en el flujo de bits si la línea de internet no es estable y rápida.
El sonido de Spotify es inferior a iTunes con archivos sin compresión (e incluso a MP3 a 320 Kbps), pero la diferencia no es dramática y se compensa por el hecho de tener al alcance de los dedos esa inmensa biblioteca musical y a menudo hay remasterizaciones muy recientes en Spotify que suenan mejor que ediciones más antigüas en CD. La grabación se impone sobre el medio final de reproducirla.
Para no tener que encender la pantalla conectada al Mac Mini, accedo a Spotify y a la biblioteca iTunes controlando remotamente el Mac desde el sofá mediante el iPad o el iPhone. iTunes se controla con la aplicación Remote de Apple, y Spotify mediante Spotremote. El iPad como mando universal es simplemente perfecto. 
Airport Express
Como además tengo un punto de acceso Wifi de Apple, el Airport Express, puedo mandar la música a otro punto de la casa por Airplay, que me parece una tecnología brutal, posiblemente el estándar de facto para música distribuida en el hogar. Funciona así: El Airport Express tiene una salida combinada Óptica TosLink/Analógica Stereo exactamente igual a la del Mac Mini (ver foto de la derecha, primer conector por la derecha), por lo que lo podemos conectar a unos altavoces autoamplificados, a un ampli stereo sin descodificador o simplemente conectar unos auriculares al mismo. Luego, desde el iTunes del Mac (o del iPhone, o del iPad) le indicamos que mande el sonido a la Estación Base, que es en realidad el Airport Express y ya tenemos un sistema multiroom sin cables.
Es posible que existan sistemas musicales multihabitación más audiófilos, o más económicos, o más potentes, o más flexibles que el de Apple, pero en mi opinión no hay ninguno más simple y elegante que este. Todo funciona perfectamente a la primera y la calidad está a la altura que yo requiero.

Luego, el Mac Mini lo tengo conectado a un proyector para ver películas o televisión, pero eso será el tema de un próximo post.

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