Si tienes pensado publicar un sólo LP y morir prematuramente a los 30, más te vale hacer algo realmente especial si quieres pasar a la historia. Afortunadamente, Jeff Buckley lo consiguió con "Grace". Después de completar este álbum se dedicó unos meses a girar promocionándolo, grabó algunos Ep's de demo y comenzó la grabación del que iba a ser su nuevo disco "My sweetheart the drunk". Durante una de las giras paró unos días a descansar y murió ahogado en un río donde había ido a nadar. Era el año 1997 y Jeff tenía 30 años.
Este es uno de esos discos imposibles de ubicar, no sólo dentro de un estilo, sino incluso dentro de una época. Es una música absolutamente original, personal e inclasificable, cantada con un sentimiento conmovedor. Casi puedes sentir el sufrimiento, ver el alma detrás del hombre entre los lamentos y esos registros agudos imposibles de alcanzar para la mayoría de cantantes de rock. No podriamos decir que al irse Jeff dejó un hueco imposible de rellenar, porque no ha habido nadie como él antes ni después.
Sus influencias iban desde Pink Floyd hasta Maurice Ravel, pasando por el Jazz Fussion de Al di Meola, el Hard Rock de Led Zeppelin, el Rock progresivo de Rush y Yes, el Blues primigenio de Robert Johnson o el electrificado de Jimi Hendrix. Todas esas influencias se adivinan en las canciones de este disco y en el resto de grabaciones que dejó antes de morir. Sus tentáculos abarcaban hasta la Chanson Française de Edith Piaff, si escuchamos las versiones que solía hacer. Y hablando de versiones, su lectura del "Hallelujah" de Leonard Cohen, interpretado por Jeff acompañándose únicamente de su guitarra, es definitiva. Tanto que Cohen dejó de interpretar su tema en directo hasta la muerte de Jeff, después de la cual sólo lo volvió a interpretar como homenaje póstumo al malogrado cantautor.
De todo este crisol de influencias, surgen piezas de rock sin etiquetas como "Grace", "So Real" ó "Last goodbye" con unas progresiones de acordes de guitarra y unas armonías simplemente extraordinarias, temas de cariz religioso como el mencionado "Hallelujah" o "Corpus Christy Carol" de Benjamin Britten, baladas increíblemente sentidas como "Lover, you should come over" ó "Lilac Wine" y canciones rabiosamente potentes como "Eternal Life". En 2004 apareció una edición extendida del disco subtitulada Legacy Edition, conmemorativa de su 10º aniversario, con cantidad de temas extra todos ellos imprescindibles.
Por si la calidad musical fuera poco, la grabación es sensacional. Detallada, dinámica, espaciosa, repleta de matices que vas descubriendo progresivamente. Las piezas más intimistas fluyen majestuosamente, con unos silencios que cortan la respiración. Con los temas más expansivos las paredes de la habitación parecen desaparecer... Uno de mis discos de referencia, tanto musical como sonora. Una de esas obras que, desde que las escuchas por primera vez, sabes que van a acompañarte el resto de tu vida.
Es irónico que uno de los momentos más especiales del disco de un hombre que murió ahogado sea un suspiro, una bocanada de aire que se escucha al principio de "Hallelujah". Precisamente eso es lo que representó Jeff Buckley, no solo en los 90, sino dentro de la música del pasado siglo: una verdadera bocanada de aire fresco, un destello en el cielo, una especie de estrella fugaz que pasó muy deprisa y sólo fue vista por unos pocos privilegiados.
Sus influencias iban desde Pink Floyd hasta Maurice Ravel, pasando por el Jazz Fussion de Al di Meola, el Hard Rock de Led Zeppelin, el Rock progresivo de Rush y Yes, el Blues primigenio de Robert Johnson o el electrificado de Jimi Hendrix. Todas esas influencias se adivinan en las canciones de este disco y en el resto de grabaciones que dejó antes de morir. Sus tentáculos abarcaban hasta la Chanson Française de Edith Piaff, si escuchamos las versiones que solía hacer. Y hablando de versiones, su lectura del "Hallelujah" de Leonard Cohen, interpretado por Jeff acompañándose únicamente de su guitarra, es definitiva. Tanto que Cohen dejó de interpretar su tema en directo hasta la muerte de Jeff, después de la cual sólo lo volvió a interpretar como homenaje póstumo al malogrado cantautor.
De todo este crisol de influencias, surgen piezas de rock sin etiquetas como "Grace", "So Real" ó "Last goodbye" con unas progresiones de acordes de guitarra y unas armonías simplemente extraordinarias, temas de cariz religioso como el mencionado "Hallelujah" o "Corpus Christy Carol" de Benjamin Britten, baladas increíblemente sentidas como "Lover, you should come over" ó "Lilac Wine" y canciones rabiosamente potentes como "Eternal Life". En 2004 apareció una edición extendida del disco subtitulada Legacy Edition, conmemorativa de su 10º aniversario, con cantidad de temas extra todos ellos imprescindibles.
Por si la calidad musical fuera poco, la grabación es sensacional. Detallada, dinámica, espaciosa, repleta de matices que vas descubriendo progresivamente. Las piezas más intimistas fluyen majestuosamente, con unos silencios que cortan la respiración. Con los temas más expansivos las paredes de la habitación parecen desaparecer... Uno de mis discos de referencia, tanto musical como sonora. Una de esas obras que, desde que las escuchas por primera vez, sabes que van a acompañarte el resto de tu vida.
Es irónico que uno de los momentos más especiales del disco de un hombre que murió ahogado sea un suspiro, una bocanada de aire que se escucha al principio de "Hallelujah". Precisamente eso es lo que representó Jeff Buckley, no solo en los 90, sino dentro de la música del pasado siglo: una verdadera bocanada de aire fresco, un destello en el cielo, una especie de estrella fugaz que pasó muy deprisa y sólo fue vista por unos pocos privilegiados.
Es cierto que Grace fue el primer álbum de estudio de Jeff Buckley, pero previamente a esta grabación ya había publicado un excelente EP grabado en directo desde un, ya inexistente, pequeño cafe del East Village neyorkino: “Live at the Sin-é”. Fue lo primero que escuche de este desaparecido genio y ya caí enamorado de su música. Después de la grabación de Grace tenia prevista una gira que pasaría por Barcelona, finalmente (no tengo claro por que motivos) la cosa no pudo ser. Una pena ya que, oyendo las grabaciones existentes, el directo era uno de los grandes fuertes de Jeff..
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