Hace tiempo que quería probar Spotify, pero hacía falta que te invitaran y siempre lo dejaba para más adelante. La oferta de productos de consumo y/o entretenimiento en la red es agobiante: eBay, Facebook, Twitter, Tuenti, Youtube, MySpace, Foros, Blogs(!)..... ¿quién puede abarcar todo eso?...
En lo relativo a música pensaba que, después de todo, ya tengo un montón de mi música preferida ripeada en mi biblioteca de iTunes perfectamente sincronizada y lista para llevar en mi iPod. Y cuando me apetece sentarme a escuchar música en casa, sin duda prefiero el ritual del vinilo o el CD en el equipo "grande".
Hoy mismo, gracias a este post de Sevi en el Blog de Josep Ros, me he dado de alta en el susodicho invento para comprobar si es tan bueno como dicen. Lo fundamental para mi es la cantidad y variedad de música que se pueda encontrar y, desde luego, la calidad del sonido es innegociable.
Pues bien, te das de alta en la página de esta gente, te bajas el programa (sólo Windows y Mac) y en cuestión de minutos ya estás buscando y escuchando música y montándote tus listas de reproducción.
A primera vista, la biblioteca musical es alucinante. Faltan cosas fundamentales como la discografía de Led Zeppelin o The Beatles, pero por otro lado, es impresionante la gran cantidad de música clásica y ópera que se encuentra. En este aspecto he pensado, "Paciencia, Roma no se construyó en un día". Ahora toca valorar la calidad del sonido...
Sin más preámbulos, he conectado mis auriculares preferidos (Sennheiser HD600) a la toma de mi MacBook y me he puesto a escuchar varios temas de diferentes estilos que sé positivamente que están sensacionalmente grabados, a saber:
Varias canciones del LP: "So Real, songs from Jeff Buckley".
El IV movimiento, Allegro con Fuoco, de la 9ª sinfonía de Dvorak, interpretada por la Filarmónica de Berlín dirigida por Karajan en Emi Classics (1974). Esta fue exactamente la grabación con la que me inicié en la música clásica, y cuando la escucho aún me corre un escalofrío por el cuerpo.
Diversos temas de Patricia Barber. Esta mujer, aparte de ser uno de los secretos mejor guardados del Jazz contemporáneo, tiene unas grabaciones que son simplemente alucinantes.
La calidad del sonido, para ser un streaming, me ha parecido sencillamente extraordinaria. La música fluye sin ningún tipo de corte ni dropout. Sin duda, tiene que ver que funcione con su programa propietario y no se apoye en un navegador. El programa utiliza una memoria caché importante para eliminar de raíz el "jitter" inherente a una conexión sin calidad de servicio como Internet. Por lo visto, trabaja con el codec Ogg Vorbis q5 que funciona a unos 160kb/s (en la versión de pago se puede habilitar un bitrate de hasta 320 kb/s). En cualquier caso, la calidad del sonido me parece tan buena como la de un lector de CD's convencional, o al menos, como si escucháramos el CD con el ordenador. Una sorpresa mayúscula para mi, lo reconozco. Nada que ver con la calidad mediocre (en video y audio) de Youtube.
Hace tiempo que lo sospechaba, pero ahora ya no me cabe ninguna duda que el futuro de la música, si no Spotify, serán servidores similares que suministrarán la música igualmente por streaming y bajo demanda. Se acabó eso de descargar canciones, almacenarlas en discos duros USB o en CD-R para escucharlas en un PC con altavoces cutres autoamplificados. Por una modesta cuota mensual (la de Spotify me parece bien, aunque para mucha gente será cara) tendremos toda la música del universo a nuestro alcance para escuchar en el momento y desde el dispositivo que nos apetezca. Nuestras futuras cadenas HiFi tendrán un reproductor especializado con conexión a Internet y una salida de video que nos permita navegar por las inmensas bibliotecas musicales (y de video) disponibles en la red. El teléfono móvil o el iPod Touch también sacarán humo, aunque para estos cacharros falta solventar el tema de la autonomía de las baterías. Por desgracia, la Electrotecnia no avanza tan deprisa como la Electrónica y la informática.
Por mi parte, estoy ya planificando montarme un Apple Mac Mini como Media Center. Este cacharrito, aparte de ser una preciosidad, tiene una tarjeta de sonido con salida digital S/PDIF en formato óptico Toslink (el MacBook también la tiene) que conectaré a un DAC de calidad (aún por determinar) para dejar la última tarea de conversión digital/analógica a un dispositivo especializado de grado audiófilo. Tiraré de mi biblioteca de iTunes y de Spotify como fuentes musicales (dejando el vinilo para las ocasiones especiales), y a disfrutar.
El futuro está aquí y ahora...
En lo relativo a música pensaba que, después de todo, ya tengo un montón de mi música preferida ripeada en mi biblioteca de iTunes perfectamente sincronizada y lista para llevar en mi iPod. Y cuando me apetece sentarme a escuchar música en casa, sin duda prefiero el ritual del vinilo o el CD en el equipo "grande".
Hoy mismo, gracias a este post de Sevi en el Blog de Josep Ros, me he dado de alta en el susodicho invento para comprobar si es tan bueno como dicen. Lo fundamental para mi es la cantidad y variedad de música que se pueda encontrar y, desde luego, la calidad del sonido es innegociable.
Pues bien, te das de alta en la página de esta gente, te bajas el programa (sólo Windows y Mac) y en cuestión de minutos ya estás buscando y escuchando música y montándote tus listas de reproducción.
A primera vista, la biblioteca musical es alucinante. Faltan cosas fundamentales como la discografía de Led Zeppelin o The Beatles, pero por otro lado, es impresionante la gran cantidad de música clásica y ópera que se encuentra. En este aspecto he pensado, "Paciencia, Roma no se construyó en un día". Ahora toca valorar la calidad del sonido...
Sin más preámbulos, he conectado mis auriculares preferidos (Sennheiser HD600) a la toma de mi MacBook y me he puesto a escuchar varios temas de diferentes estilos que sé positivamente que están sensacionalmente grabados, a saber:
Varias canciones del LP: "So Real, songs from Jeff Buckley".
El IV movimiento, Allegro con Fuoco, de la 9ª sinfonía de Dvorak, interpretada por la Filarmónica de Berlín dirigida por Karajan en Emi Classics (1974). Esta fue exactamente la grabación con la que me inicié en la música clásica, y cuando la escucho aún me corre un escalofrío por el cuerpo.
Diversos temas de Patricia Barber. Esta mujer, aparte de ser uno de los secretos mejor guardados del Jazz contemporáneo, tiene unas grabaciones que son simplemente alucinantes.
La calidad del sonido, para ser un streaming, me ha parecido sencillamente extraordinaria. La música fluye sin ningún tipo de corte ni dropout. Sin duda, tiene que ver que funcione con su programa propietario y no se apoye en un navegador. El programa utiliza una memoria caché importante para eliminar de raíz el "jitter" inherente a una conexión sin calidad de servicio como Internet. Por lo visto, trabaja con el codec Ogg Vorbis q5 que funciona a unos 160kb/s (en la versión de pago se puede habilitar un bitrate de hasta 320 kb/s). En cualquier caso, la calidad del sonido me parece tan buena como la de un lector de CD's convencional, o al menos, como si escucháramos el CD con el ordenador. Una sorpresa mayúscula para mi, lo reconozco. Nada que ver con la calidad mediocre (en video y audio) de Youtube.
Hace tiempo que lo sospechaba, pero ahora ya no me cabe ninguna duda que el futuro de la música, si no Spotify, serán servidores similares que suministrarán la música igualmente por streaming y bajo demanda. Se acabó eso de descargar canciones, almacenarlas en discos duros USB o en CD-R para escucharlas en un PC con altavoces cutres autoamplificados. Por una modesta cuota mensual (la de Spotify me parece bien, aunque para mucha gente será cara) tendremos toda la música del universo a nuestro alcance para escuchar en el momento y desde el dispositivo que nos apetezca. Nuestras futuras cadenas HiFi tendrán un reproductor especializado con conexión a Internet y una salida de video que nos permita navegar por las inmensas bibliotecas musicales (y de video) disponibles en la red. El teléfono móvil o el iPod Touch también sacarán humo, aunque para estos cacharros falta solventar el tema de la autonomía de las baterías. Por desgracia, la Electrotecnia no avanza tan deprisa como la Electrónica y la informática.
Por mi parte, estoy ya planificando montarme un Apple Mac Mini como Media Center. Este cacharrito, aparte de ser una preciosidad, tiene una tarjeta de sonido con salida digital S/PDIF en formato óptico Toslink (el MacBook también la tiene) que conectaré a un DAC de calidad (aún por determinar) para dejar la última tarea de conversión digital/analógica a un dispositivo especializado de grado audiófilo. Tiraré de mi biblioteca de iTunes y de Spotify como fuentes musicales (dejando el vinilo para las ocasiones especiales), y a disfrutar.
El futuro está aquí y ahora...
No, no... no.
ResponderEliminarSpotify no.
Mantengamos la ortodoxia más pura y dura.
¿Ortodoxia?
ResponderEliminarNo me interesa la Ortodoxia ni los fundamentalismos. A mi lo que me gusta es la música.
Spotify puede no ser High End, pero definitivamente es MUSICA.
Si nos mantuviéramos en la Ortodoxia, probablemente aún estaríamos en la edad media creyendo que la tierra es plana.
Pero...
ResponderEliminar¿ es plana y es el centro del Universo, no ?
Y los cielos, inmutables, ¿ verdad ?
Un abracito.
Hola Peter, vengo desde el blog de Josep, me ha gustado mucho tu articulo, pero antes que comprar un mini mac lee este otro articulo he que creado gracias a leer el tuyo. Ya que me parecio muy buena tu reflexión. Aunque creo que el spotify no se podrá instalar.
ResponderEliminarhttp://alberto-verdu.blogspot.com/2009/10/apple-tv-la-solucion-para-tu-salon.html
Un saludo.