domingo, 21 de diciembre de 2008

Opera Prima

Hace poco reencontré casualmente a un compañero de la carrera al que no veía desde hace más años de los que me gusta confesar. Curiosamente, ha resultado que es un audiófilo y melómano empedernido como yo (Dios los cría y ellos se juntan), que hasta tiene su Blog dedicado al tema. Juntos nos hemos apuntado a una serie de mini-cursos sobre Ópera, género del cual él es un experto y devoto seguidor, y yo, un total ignorante. Los cursos los imparte Marga Fernández, de Harteconhache.
[Hago un pequeño paréntesis para recomendar los cursos y el Blog de Marga. Ella es licenciada en historia del arte y experta en el tema, y además tiene la gracia de hablar sobre ello de una manera sencilla pero rigurosa, "desacademizándolo" (como dice ella) y haciéndolo comprensible para el pueblo llano, aquellos que en vez de la titulación en arte tenemos una etiqueta de anís del mono y nos tiene que entrar todo por los ojos y las orejas, y no por el cerebro. Marga da cursos sobre cómo comprender e interpretar la pintura y la ópera, todos ellos muy recomendables para ayudarnos a luchar contra nuestra ignorancia.]

Pues bien, para mi la ópera era en el ámbito musical lo que eran los garbanzos en el ámbito alimenticio antes de ir a la mili: la última frontera. Como en la mili, o comías garbanzos o morías, tuve que sucumbir, y ahora me encantan. Respecto a la ópera he aguantado mucho más tiempo. En mi andadura musical empecé con el Pop/Rock, luego pasé a la música clásica instrumental y por último abracé el Jazz, siempre incorporando nuevos artistas de todos los estilos. Pero con la ópera me resistía... Me parecía que todos los artistas cantaban igual y que las historias eran trasnochadas por antiguas. Sólo apreciaba las oberturas (sobre todo las Mozartianas) y las arias (Verdi, Puccini, Bellini...) cantadas por gente como María Callas, que me parecía una artista sublime en el manejo del instrumento más complejo que hay: la voz humana. Supongo que hay que alcanzar una cierta edad para apreciar plenamente cosas como el arte, o el vino tinto.
Pues bien, gracias a haber reecontrado a mi amigo y a los cursos de Marga, he aprendido un montón de curiosidades, como:
  • Que las historias pueden sonar a antiguas porque el género se desarrolló en el período que va del renacimiento hasta finales del siglo XIX, pero los temas que se tratan son, en la mayoría de los casos, universales y extrapolables a cualquier situación o período de la historia humana.
  • Que l@s cantantes no son todos iguales, sino que se distinguen por las octavas que son capaces de cubrir con su voz. Much@s cantantes, siguiendo criterios de comercialidad o popularidad, se arruinan la voz intentando interpretar papeles que no van acorde con su registro.
  • Que en la primera época las estrellas del genero eran los castrados. Poseían la pureza tonal y los registros agudos de los niños, con la potencia vocal de los adultos que da la mayor caja torácica. Esta gente eran verdaderos ídolos en su época, una especie de estrellas del rock con groupies y todo (iban bien porque entonces no se había inventado la píldora...).
  • Que las piezas maestras del género son obras de arte total, espectáculos extraordinariamente elaborados y cuyas representaciones se han ido refinando con los años y las sucesivas revisiones que han tenido. Wagner, por ejemplo, controlaba totalmente sus obras y todo lo que las rodeaba: la partitura, el libreto, la ubicación de la orquesta y hasta la iluminación del teatro. Perfeccionismo alemán llevado al límite (no me extraña que escuchando su obra a algunos les den ganas de invadir Polonia...).
  • Que l@s cantantes de ópera son artistas con un dominio absoluto de su voz, capaces de cantar temas complejísimos sin fallar ni una sola nota. Es cierto que cantan todos de una manera similar, pero consiguen unos niveles de excelencia en sus interpretaciones que la mayoría de cantantes populares ni sueñan en alcanzar. La sublimación del arte a fuerza de estudiar y repetir hasta alcanzar la perfección, sin por ello caer en el aburrimiento. Un ejemplo de perfecta ejecución sería esta "Casta Diva" de la ópera "Norma" de Bellini cantada por nuestra Montserrat Caballé. Sobrecogedor.

5 comentarios:

  1. Joermasho qué bien que escribes, qué envidia...

    Tu si que vales, corasón!

    Un abrazo!

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  2. Querido colega,

    soy tu amigo reencontrado después de tanto tiempo.

    Me rindo. Eres el más grande. Después de 25 años de escuchar ópera, yo no hubiera sido capaz de escribir una mejor descripción de lo que es ese arte. Desde luego, tienes un extraordinario talento como divulgador, especialmente de aquellas facetas de la cultura que han atraído tu atención.
    Espero ansioso tu siguiente artículo y si me lo permites, pienso citarte en mi simulacro de blog como ejemplo de espíritu sbierto, permeable a nuevas propuestas y receptivo hacía los intercambios con los demás.
    Un abrazo muy audiófilo y un poco menos melómano.
    Post scriptum: llamarme experto en ópera es cuando menos, un sacrilegio...

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  3. Gracias por tus elogios y por haberme abierto los ojos y los oidos a este centenario género. No hago más que filtrar y describir con mis palabras (y algunas de otros) lo que aprendo por ahí. Lo que si intento es estar abierto a todo y no cerrarme a nada.

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  4. ¡¡Veo que le sacaste buen partido al curso!! Te voy a tener que contratar para que me escribas tú los resúmenes, que se te da mejor que a mi. Muchas gracias por la mención, de verdad!!! Me ha encantado.

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