viernes, 28 de noviembre de 2008

Amy Bond


El reciente estreno de la última entrega de la saga Bond me impulsa a escribir unas líneas sobre Amy Winehouse. Tengo debilidad por esta cantante y aún estoy perplejo por lo que ha pasado con ella a propósito de la canción principal de la nueva película de James Bond. Me explico…
La saga Bond es la más longeva y taquillera de la historia del cine. Cada entrega ha sido esperada con inusitada impaciencia por los fans, entre los cuales me cuento. Aguardábamos ansiosos a ver quien era el malo y qué diabólico plan inventaba para conquistar (o destruir) el mundo. Nos preguntábamos como conseguiría Bond chafarle la guitarra, y de qué sofisticada manera se lo cargaría al final. Todo ello, envuelto por el attrezzo habitual de nuevos Gadgets, nuevo coche, nuevas chicas Bond y, “last, but definitely not least”, la nueva canción de la película… A lo largo de los años, algunos de los mejores o mas famosos artistas de cada época interpretaban el tema principal. En sus inicios fueron cantantes Bond gente como Matt Monro, Tom Jones, Shirley Bassey, Nancy Sinatra, Louis Armstrong, Paul McCartney o Carly Simon. En los últimos años cantaron Gladys Knight, Tina Turner, Sheryl Crow, Garbage, Madonna y Chris Cornell (me apetece destacar “You know my name” del film “Casino Royale”, impresionante tema de este excepcional cantante).
Todas las canciones tenían una mezcla irresistible de fuerza, romanticismo y sofisticación. Todos los intérpretes tenían un sello de distinción y una personalidad contrastada, acorde con las películas, que de ninguna manera pueden ser calificadas como subproductos de acción pura y dura, sino excelentes films de aventuras con guiones ingeniosos, buenos actores y elementos y referencias culturales que las hacen diferentes de la purria al uso.

Para mi, las mejores canciones sin duda fueron las de la primera época. El tema de Louis ArmstrongWe have all the time in the world” es un clásico absoluto de este GRANDE de la música del pasado siglo y las tres canciones que interpretó Shirley Bassey, son simplemente excepcionales. Me fascina el estilo de esta mujer, su forma de cantar esculpiendo a cincel los versos al estilo Sinatra y, por encima de todo, su prodigiosa, casi sobrenatural, voz. Para mi, su canción “Goldfinger” es algo quintaesencial e indisoluble del Bond más genuino de la historia. Es un tema de otro mundo, con ese tremendo diálogo que se establece entre la cantante y la orquesta, y ese sobrecogedor crescendo que va incrementándose hasta la apoteosis final. No os perdáis tampoco el excepcional tema discotequero del año 1997 “History repeating”, de Shirley con los Propellerheads.

Cuando estaban planeando la última película de Bond, “Quantum of solace”, decidieron ofrecerle a Paul McCartney hacer la canción original, con motivo del 35 aniversario de su “Live and Let die”, tema original del film de igual título y versionado por gente tan variopinta como The Stan Kenton Big Band o los Guns’n’Roses. El exBeatle (junto con Lennon y en solitario es el autor con más números 1 y discos vendidos de la historia de la música) no se dejó pillar por el toro de la vanidad y rehusó la oferta, sugiriendo sin embargo a los productores que la cantante más indicada para interpretar la nueva canción principal era Amy Winehouse. Realmente, no puedo estar más de acuerdo con Paul. No se me ocurre ningún otr@ cantante actual en todo el planeta cuya voz y estilo represente mejor la esencia del agente con licencia para matar. Pues bien, los productores, después de que Amy creara la canción, decidieron que su imagen y estilo de vida no cuadraba con la saga Bond y rehusaron usar la canción…

Personalmente, me parece casi surrealista que unos productores de un personaje tan políticamente incorrecto (asesino, misógino y conservador en todo excepto en lo que respecta al sexo) se dejen llevar por ese arrastre de conservadurismo y decidan unilateralmente prescindir de ella con la excusa de su particular actitud vital. Es obvio que durante la época de Pierce Brosnan la imagen del agente 007 se suavizó y actualizó acorde con los tiempos (e igualmente sucedió con los interpretes de las canciones), pero con Daniel Craig, que a pesar de todas las campañas en su contra es un Bond excepcional (tanto o más genuino -si nos atenemos a las novelas de Ian Fleming- que el actor que definió el personaje y con el que todos deben compararse: Sean Connery), se ha recuperado la imagen dura, cruel, cínica y socarrona del personaje. Por tanto, no me cuadra que prescindan de la Winehouse escudándose sólo en su imagen. Además, me indigna que nos hubieran privado de una canción Bond interpretada por Amy. Afortunadamente, parece que Amy va a publicar la canción por su cuenta a pesar de todo...

Por favor, que nadie se deje engañar por la campaña “hype” que la envuelve, ni por su ubicuo mega-hit “Rehab”, ni por su agobiante omnipresencia en toda la prensa del corazón. Sin ningún tipo de duda, Amy Winehouse es no sólo la cantante más grande del momento, sino una de las mejores cantantes de la historia. Su clase, su estilo, su fraseo, su tono de voz y su feeling aplastante están a la altura de las grandes damas del soul y el jazz: Dinah Washington, Sarah Vaughan, Shirley Bassey, Aretha Franklin, Diana Ross… Escuchad las versiones extendidas de sus álbumes Frank” y “Back to black y sabréis decirme. Contienen un montón de temas extra y versiones alternativas, algunos de ellos de una calidad extraordinaria, otros, clásicos instantáneos del soul y el R&B. Chequead esta versión alternativa de "Love is a losing game", sencillez y sentimiento a raudales. O esta versión de un clásico del Jazz, "Round about midnight" de Thelonius Monk: impresionante. Además, no solo canta excepcionalmente bien, sino que además ¡compone la mayoría de sus temas!. Estoy plenamente convencido que, en 20 o 30 años, hablaremos de Amy como ahora hablamos de aquellas excepcionales cantantes. Al tiempo…

jueves, 20 de noviembre de 2008

Jeff Buckley

Si tienes pensado publicar un sólo LP y morir prematuramente a los 30, más te vale hacer algo realmente especial si quieres pasar a la historia. Afortunadamente, Jeff Buckley lo consiguió con "Grace". Después de completar este álbum se dedicó unos meses a girar promocionándolo, grabó algunos Ep's de demo y comenzó la grabación del que iba a ser su nuevo disco "My sweetheart the drunk". Durante una de las giras paró unos días a descansar y murió ahogado en un río donde había ido a nadar. Era el año 1997 y Jeff tenía 30 años.
Este es uno de esos discos imposibles de ubicar, no sólo dentro de un estilo, sino incluso dentro de una época. Es una música absolutamente original, personal e inclasificable, cantada con un sentimiento conmovedor. Casi puedes sentir el sufrimiento, ver el alma detrás del hombre entre los lamentos y esos registros agudos imposibles de alcanzar para la mayoría de cantantes de rock. No podriamos decir que al irse Jeff dejó un hueco imposible de rellenar, porque no ha habido nadie como él antes ni después.

Sus influencias iban desde Pink Floyd hasta Maurice Ravel, pasando por el Jazz Fussion de Al di Meola, el Hard Rock de Led Zeppelin, el Rock progresivo de Rush y Yes, el Blues primigenio de Robert Johnson o el electrificado de Jimi Hendrix. Todas esas influencias se adivinan en las canciones de este disco y en el resto de grabaciones que dejó antes de morir. Sus tentáculos abarcaban hasta la Chanson Française de Edith Piaff, si escuchamos las versiones que solía hacer. Y hablando de versiones, su lectura del "Hallelujah" de Leonard Cohen, interpretado por Jeff acompañándose únicamente de su guitarra, es definitiva. Tanto que Cohen dejó de interpretar su tema en directo hasta la muerte de Jeff, después de la cual sólo lo volvió a interpretar como homenaje póstumo al malogrado cantautor.
De todo este crisol de influencias, surgen piezas de rock sin etiquetas como "Grace", "So Real" ó "Last goodbye" con unas progresiones de acordes de guitarra y unas armonías simplemente extraordinarias, temas de cariz religioso como el mencionado "Hallelujah" o "Corpus Christy Carol" de Benjamin Britten, baladas increíblemente sentidas como "Lover, you should come over" ó "Lilac Wine" y canciones rabiosamente potentes como "Eternal Life". En 2004 apareció una edición extendida del disco subtitulada Legacy Edition, conmemorativa de su 10º aniversario, con cantidad de temas extra todos ellos imprescindibles.

Por si la calidad musical fuera poco, la grabación es sensacional. Detallada, dinámica, espaciosa, repleta de matices que vas descubriendo progresivamente. Las piezas más intimistas fluyen majestuosamente, con unos silencios que cortan la respiración. Con los temas más expansivos las paredes de la habitación parecen desaparecer... Uno de mis discos de referencia, tanto musical como sonora. Una de esas obras que, desde que las escuchas por primera vez, sabes que van a acompañarte el resto de tu vida.

Es irónico que uno de los momentos más especiales del disco de un hombre que murió ahogado sea un suspiro, una bocanada de aire que se escucha al principio de "Hallelujah". Precisamente eso es lo que representó Jeff Buckley, no solo en los 90, sino dentro de la música del pasado siglo: una verdadera bocanada de aire fresco, un destello en el cielo, una especie de estrella fugaz que pasó muy deprisa y sólo fue vista por unos pocos privilegiados.

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